lunes, 28 de septiembre de 2015

Las Historias Sin Final

Llevo un mes con una pequeña cuestión en la cabeza: ¿y si al conocer a una persona increíble en vez de embarcarnos en una relación lo dejáramos como esta?

Me explico. Siempre que empezamos una relación pensamos “es el amor de mi vida” ni se nos ocurre pensar en que algo pueda ir mal. Y si encima, algún amigo nos dice “oye creo que deberías tomártelo con calma”…bueno ese amigo ya puede considerarse muerto. ¿Por qué ocurre esto? Pues porque el ser humano está hecho para estar en grupo, pareja, o como sea pero siempre con alguien y nunca pensamos que nos puedan traicionar o que se pueda acabar esa relación tan perfecta que tenemos. Al menos al principio, cuando todo son arcoíris y mariposas en el estómago. Que como bien dice mi amigo Ethan Wate (protagonista del libro Beautiful Creatures, lo recomiendo), “¿mariposas? Más bien eran abejas asesinas”.

Pero al final todo cae, esa relación que empezó siendo maravillosa, que esperábamos sus WhatsApps como si en alguno viniera el numero ganador de la lotería, que si veíamos su número llamándonos nos poníamos a gritar y mirar alrededor sin saber qué hacer, que estar cinco minutos con esa persona lo considerábamos tal suerte como si fuéramos los únicos que no moriríamos en Game of Thrones…Llega al momento “the end”. Y todo lo que parecía tan maravilloso se nos olvida, nos damos asco nosotros mismos de lo empalagosos que éramos, cuando tu amigo te recuerda cómo te habías comportado lo niegas completamente y a veces, incluso niegas la existencia de esa otra persona, como si esos últimos meses o años hubieras estado en un retiro espiritual o formando parte de una secta.

Sin embargo, una vez pasado el tiempo tras acabar la relación, recordamos esa historia con entusiasmo, y nos emocionamos. Por ejemplo yo, que he tenido varios grandes amores a lo largo de mi vida, cada vez que recuerdo las historias las recuerdo con cariño, se me llenan los ojos de lágrimas y parece que las estoy viviendo de nuevo al contarlas. Sin embargo, siempre queda esa tristeza oculta, ese pequeño dolor. Porque uno u otro ha roto la relación, lo que supone que alguien ha salido herido.

Por eso, he estado pensando en que a veces, al conocer a una persona estupenda con la que pasamos momentos maravillosos, que nos sentimos eufóricos a su lado, que sentimos el mundo a nuestros pies….quizás sea mejor dejarlo ahí. Conservar la historia original, sin paso del tiempo y por tanto sin cambios, perfecta e intacta. Tan fantástica como los cuentos de hadas que quedan escritos para la eternidad. Dejar la historia inacabada, sin final, sin dolor, ni amargura en la voz. Sin un doloroso adiós. Solo una historia, la historia más bonita jamás escrita.

Unos dirán que eso es rendirse, que es de cobardes, que es por miedo a sufrir. Mentiría al decir que no lo he pensado. Quizás sea así, que ya este cansada de arriesgar y de que siempre toda historia tenga un final. Al fin y al cabo, no me arrepiento de ni una sola vez en que comencé una relación. Quien sabe, puede que me arrepienta de no haber empezado alguna…En cualquier caso, empezadas o no, siempre me quedarán las historias para recordar. Siempre podré volver a esos sentimientos, a esos momentos, en mis recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario