miércoles, 9 de septiembre de 2015

La Cruda Realidad

No tengo problemas de salud. No soy pobre. Soy consciente de la de millones de personas que hay por el mundo sufriendo inmensamente más que yo. Sin embargo, hoy me siento en la puta mierda.

Cada uno tiene sus límites. Yo creo que los míos son bastante altos. Puedo sufrir de estrés y agobio y malas noticias y mil veces mala suerte, y aun así, seguir adelante con una sonrisa.

Pero todos tenemos un límite.

A la gente le llama la atención que siempre esté sonriendo. Nadie sabe lo que se esconde tras una sonrisa. Pasa tan desapercibida. 

Tengo la sensación que desde que llegue a este país hace ya un año, las cosas no han parado de ir a peor. Este último mes ha sido la gota que colma el vaso. Quizás, si todas las cosas que han pasado este mes hubiesen pasado por separado a lo largo del tiempo no me habrían afectado tanto. Pero es que ya no puedo más.

Sin ver a mi novio desde hace 6 semanas, él trabajando todos los días del mes y yo entre trabajo, mudanza y viaje a España a ver a mi familia. Todo esto ha hecho que exista cierto espacio entre nosotros. No se habla de ello, no lo puedes describir, ni saber su origen concreto. Solo está ahí. Pero yo le necesito. Ha sido y es mi mejor amigo y apoyo. Pero ahora me cuesta tanto hablar con él, porque hay tantas cosas de las que hablar.

Mi trabajo. Me mata. Odio mi trabajo. ¿Cómo puedo odiar mi trabajo con solo 23 años? la gente con quien trabajo desde jefes hasta pacientes son como robots sin sentimientos, sin moral. De hecho creo que cualquier maquina tendría más sensibilidad que ellos. Pueden verte hundida en el suelo, destrozada, llorando de desesperación y ni te darán un pañuelo. No tienen piedad.

Mi familia. La echo tanto de menos. He ido a visitarla 3 veces en todo el año y siempre pocos días. ¿Por qué no voy más? Porque mi novio es italiano y es mejor pagar un vuelo que pagar dos y que se venga conmigo o irme sin él y pasar de nuevo seis semanas sin vernos. Decisiones de la vida. El caso es que esta ultima vez que he ido, me he cerciorado de cuanto los echo de menos. Mis hermanas, mis padres, mi ciudad. La seguridad y confianza que me da estar en mi hogar. Hogar....a menudo he pensado el significado de esa palabra. Aunque evito de pensarlo porque me da miedo descubrir que en verdad no sé dónde está el mío.

Mis amigos. Al llegar a Inglaterra pensaba encontrar gente increíble. Al volver a España me di cuenta que nunca encontrare amigos como los que tengo allí. Pero que tampoco me hace falta, no tienen por qué ser como ellos. Solo amigos. Pensaba que los había encontrado. Hace relativamente poco tiempo, la que consideraba mi amiga y apoyo aquí me ha traicionado. No algo grave, solo me ha abandonado. ¿Por qué? Por un chico. Cuando una chica traiciona hay SIEMPRE un chico de por medio. Es algo que he ido aprendiendo con los años. El caso es que cada cual tiene sus planes, y sus decisiones. Pero hay que tener un poco de sentido común. Toma decisiones, pero no jodas a nadie con ellas. Al menos, no a tus amigos.

Adema, He perdido a una buena amiga. El mundo ha perdido a una buena persona, la mejor sonrisa. Y me entere al llegar aquí tras España, mientras trabajaba. ¿Crees que alguien me ha dado tregua por ello? Para nada. Ya os he dicho que son peores que las maquinas.

Ah y se me olvidaba lo mejor. He sido tan tonta de caer en un timo. He perdido dinero y mi dignidad. 

Sé que no es nada. Sé que son tonterías. Pero me hacen pensar.

 ¿Cómo puede ser que este trabajo, esta vida, me haya hecho cambiar hasta convertirme yo misma en un ser cruel que ni reconozco al espejo?

¿Por qué prefiero aguantar las lágrimas antes que mostrarlas y parecer débil frente a los demás?

Echo tanto de menos sentirme segura. A salvo. Sin embargo, cuando lo estoy me siento atrapada y quiero volar. Necesito aire.

¿Cómo puede ser que me dedique a salvar vidas, que cada día salve la vida de personas que no conozco, y no haya podido salvar a ninguna de las que si conocía y me importaban?

¿Por qué todas las personas abandonan? ¿Por qué traicionan?

 ¿Por qué la gente actúa sin importar a quien arrastren por medio? ¿Por qué nadie se para a mirar a su alrededor al menos un segundo? 

¿Por qué vivimos cada uno en nuestra pecera llena de todo aquello que no contamos, y sin ver a quien está fuera?

Soy de las que no hablan. Cuando me ocurre algo debo "metabolizarlo" como dice mi novio, antes de hablarlo. El problema es que a veces, se me olvida hablarlo y lo guardo. Y si se juntan muchas cosas en el mismo periodo de tiempo, me las guardo porque ya son tantas que prefiero hablarlas en profundidad cuando haya tiempo. Pero nunca hay tiempo. Llega un momento en que son tantas cosas, que creo que voy a explotar. Que mi cabeza y mi cuerpo se partirán en dos y saldrá a la luz todo lo que llevo dentro. Llega un punto, en que lo deseo con todas mis fuerzas, porque es la única salida que veo. Explotar. Romperme.

Quizás necesite romperme. Llegar a los cimientos y construirme de nuevo.

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