Llevo un mes con
una pequeña cuestión en la cabeza: ¿y si al conocer a una persona increíble en
vez de embarcarnos en una relación lo dejáramos como esta?
Me explico.
Siempre que empezamos una relación pensamos “es el amor de mi vida” ni se nos
ocurre pensar en que algo pueda ir mal. Y si encima, algún amigo nos dice “oye
creo que deberías tomártelo con calma”…bueno ese amigo ya puede considerarse
muerto. ¿Por qué ocurre esto? Pues porque el ser humano está hecho para estar
en grupo, pareja, o como sea pero siempre con alguien y nunca pensamos que nos
puedan traicionar o que se pueda acabar esa relación tan perfecta que tenemos.
Al menos al principio, cuando todo son arcoíris y mariposas en el estómago. Que
como bien dice mi amigo Ethan Wate (protagonista del libro Beautiful Creatures,
lo recomiendo), “¿mariposas? Más bien eran abejas asesinas”.
Pero al final
todo cae, esa relación que empezó siendo maravillosa, que esperábamos sus WhatsApps
como si en alguno viniera el numero ganador de la lotería, que si veíamos su número
llamándonos nos poníamos a gritar y mirar alrededor sin saber qué hacer, que
estar cinco minutos con esa persona lo considerábamos tal suerte como si fuéramos
los únicos que no moriríamos en Game of Thrones…Llega al momento “the end”. Y
todo lo que parecía tan maravilloso se nos olvida, nos damos asco nosotros mismos
de lo empalagosos que éramos, cuando tu amigo te recuerda cómo te habías comportado
lo niegas completamente y a veces, incluso niegas la existencia de esa otra
persona, como si esos últimos meses o años hubieras estado en un retiro
espiritual o formando parte de una secta.
Sin embargo, una
vez pasado el tiempo tras acabar la relación, recordamos esa historia con
entusiasmo, y nos emocionamos. Por ejemplo yo, que he tenido varios grandes
amores a lo largo de mi vida, cada vez que recuerdo las historias las recuerdo
con cariño, se me llenan los ojos de lágrimas y parece que las estoy viviendo
de nuevo al contarlas. Sin embargo, siempre queda esa tristeza oculta, ese
pequeño dolor. Porque uno u otro ha roto la relación, lo que supone que alguien
ha salido herido.
Por eso, he
estado pensando en que a veces, al conocer a una persona estupenda con la que
pasamos momentos maravillosos, que nos sentimos eufóricos a su lado, que sentimos
el mundo a nuestros pies….quizás sea mejor dejarlo ahí. Conservar la historia
original, sin paso del tiempo y por tanto sin cambios, perfecta e intacta. Tan fantástica
como los cuentos de hadas que quedan escritos para la eternidad. Dejar la
historia inacabada, sin final, sin dolor, ni amargura en la voz. Sin un
doloroso adiós. Solo una historia, la historia más bonita jamás escrita.